El COVID-19 es un acontecimiento del cual debemos aprender. En lo que se refiere a seguridad alimentaria, pandemias y otros fenómenos que desequilibran las economías, al igual que nuestra vida cotidiana, es un golpe crítico.
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De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), el índice global del hambre ha estado en declive por décadas desde 2005, pero desde el 2015, esta tendencia se ha revertido..
Globalmente, se ha estimado que cerca de 2 millones de personas no tienen acceso suficiente a alimento seguro y sano. Esta hambruna propagada por todo el mundo resulta en un número de enfermedades, tales como salud física y mental, lento desarrollo de economías y malestar social.
Estos efectos son más amplificados por enfermedades de rápido contagio tal como el COVID-19. El desempleo causado por los confinamientos está afectando actualmente a trabajadores informales, personas que ganan el salario mínimo, así como a dueños y empleados de pequeñas y medianas empresas. Esto pone una barrera al poder de adquisición y forza a millones de personas a tener hambre.
Otro reto que el COVID-19 presenta es el cierre de puertos. Este problema afecta mayormente a los países que dependen de la importación de alimentos. Adquirir alimentos puede ser aún mas difícil cuando hay desabasto en los mercados locales.
Como lo indica la FAO, luchar contra la inseguridad alimentaria significa enfocarse en la raíz de sus causas: pobreza, inequidad y marginación. Estos son grandes obstáculos que se desean resolver a través de los Objetivos de Desarrollo Sustentable de las Naciones Unidas.
Adicionalmente, los cuerpos gubernamentales y las organizaciones internacionales también necesitan luchar contra otros retos para lograr la seguridad alimentaria. Uno de los principales problemas es el cambio climático, el cual afecta de manera importante la agricultura y la producción de alimentos como un todo. Las sequías, inundaciones y huracanes cada vez más fuertes, se incrementan anualmente y poco a poco se convierte en una norma. Los expertos en el clima creen que la intensificación del fenómeno climático interrumpirá la producción de alimentos y a su acceso que pueden conducir a una crisis de alimentos.
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Poblaciones crecientes también ponen presión en la seguridad alimentaria, especialmente en países en desarrollo. Los recursos limitados se vuelven aun más escasos cuando la población se incrementa. Esta es la razón por la que los expertos creen que es obligatorio promover programas accesibles para la planificación familiar.
Aún más importante, los productores de alimentos como los pequeños agricultores deben necesitan ser ayudados. Gobiernos y organizaciones no gubernamentales necesitan proveer ayuda extensiva para garantizar alimentos suficientes y seguros para cada habitante. Los cultivos resistentes al clima y mejores infraestructuras deben ser promovidas. Insumos agrícolas y entramiento sin costo también sería de beneficio para los agricultores que están luchando para sostener su modo de vida.
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A la luz del COVID-19, los gobiernos deben también considerar las estructuras de almacenamiento y las capacidades de los productores de alimentos dentro de sus países. El almacenamiento poscosecha apropiado reduce de manera importante el riesgo de pérdida de alimentos mientras se dejan los contaminantes al mínimo. Esto es importante en países con niveles altos de aflatoxinas producidas por crecimiento de moho en los granos o alimentos, tales como Mozambique y Nigeria.
La infestación y el crecimiento de moho pueden llevar también a problemas de salud serios si no se checan. Los alimentos contaminados por moho pueden causar especialmente cáncer de hígado y fallas en el riñón, cuando estos no son revisados.
El almacenamiento apropiado puede ayudar a reforzar la seguridad alimentaria, especialmente para “lo normal” necesitado por la continua propagación del COVID-19. Ese tipo de almacenamiento puede ser en forma de almacenes, pero construir grandes instalaciones puede ser altamente costoso y puede llevar mucho tiempo.
Una alternativa que puede ser usada es el almacenamiento hermético a gran escala, como la línea Cocoon de GrainPro. Estas unidades de almacenamiento herméticas al aire y a la humedad pueden ser fácilmente instaladas sin la necesidad de infraestructura adicional.
El almacenamiento hermético ha sido probado que es efectivo en mantener los granos a salvo de los insectos y moho, mientras se preserva la calidad de este. El uso de estas soluciones puede ayudar en comprar grandes cantidades de granos básicos como arroz, frijoles, trigo y otros más, para que los gobiernos y comercializadores no se preocupen por construir almacenes adicionales.
Estamos enfrentando circunstancias que pueden cambiar nuestras vidas debido al COVID-19. Adaptarse a la “nueva normalidad” significa usar herramientas creativas y no convencionales mientras se maximizan los recursos disponibles. Esto no solo ayuda a la seguridad alimentaria, si no para todo lo demás que deseamos lograr.
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